martes, 11 de septiembre de 2012

Una de las mentiras más grandes jamás perpetradas.

Eran pasadas de las 9 de la mañana de un lunes cualquiera. Yo estaba en mi recámara, supongo que terminaba de desayunar y me alistaba para empezar a trabajar. En ese entonces teníamos el negocio y la casa en la misma construcción, una casona grande y  algo vieja en la colonia Doctores, cerca del centro de la ciudad de México. Sonó el teléfono, contesté, era mi tía Chiquis.
"¿Estás viendo el noticiero?¿Lo que está pasando en Nueva York?"
No sé qué noticiero era, mucho menos quién era el conductor. Una de las torres gemelas del WTC en Nueva York, echaba humo como una chimenea. El locutor hablaba de un incendio. Luego se dijo de que había testigos que habían visto a un avión incrustarse contra la torre y todos pensamos en un lamentable accidente. Pero después...
Para mí se trata de una de las imágenes más escalofriantes que mi generación ha prescenciado, el segundo avión estrellandose de lleno contra la segunda torre, mientras la primera llena de humo el cielo neoyorkino. Solo atiné a pensar que el mundo estaba en guerra.
Después el terror y las imágenes se sucedieron, imágenes que jamás director de cine alguno se hubiera atrevido a imaginar: las personas arrojándose al vacío  y el derrumbe de las dos torres, una después de la otra. Las estructuras colosales, símbolo del poder económico gringo, reducidas a polvo. Después anunciaron el choque de un avión en un terreno despoblado de Pensilvania y otro más contra el edificio del Pentágono. Sin saber bien cómo y por qué, todos nos fuimos a dormir pensando que el mundo había cambiado.
Hoy se cumplen 11 años de ese día que cambió el rostro del mundo. En mi vida ya no se trata solo del día en que mi papá cumple años, o el día en que los gringos aliados con Pinochet mataron a Allende. Es el día en que se conmemora UNA DE LAS MENTIRAS MÁS GRANDES Y ASQUEROSAS EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD.
Hoy en día, son pocos los que ignoran que se trató de un atentado controlado desde la propia Casa Blanca para poder contar con el pretexto ideal y necesario para invadir y apoderarse del petróleo del Medio Oriente. Con el correr del tiempo, las evidencias se hicieron contundentes: la desaparición de todos los aviones cazas americanos de esa zona del país, enviados a múltiples y extrañas "misiones de práctica", para despejar el escenario a los aviones suicidas, las evidencias de la demolición con explosivos de las dos torres así como de un tercer edificio muy cercano en donde la CIA guardaba todos los informes acerca del autoatentado... Fué más que evidente que las autoridades estadounidenses estaban perfectamente al tanto de lo que ese grupo extremista islámico planeaba y no solo no hicieron nada por impedirlo, sino que les despejaron el camino.
Veo al elegante mayordomo negro de la presidenta Clinton dirigir el homenaje fúnebre a las víctimas inocentes de aquel día, realizar la farsa perfecta invocar a todos esos asesinados como "héroes", cuando sabemos todos que no fueron más que víctimas, daños colaterales de una maniobra orquestada por los dueños del dinero en EEUU junto con ese drogadicto infeliz de George W. Bush, para poder montar el numerito que más dinero les ha dejado siempre: una guerra lejos, muy lejos de sus fronteras.
Este es solo uno de los muchos documentos con los que contamos hoy para horrorizarnos de lo que son capaces de hacer ese hatajo de malnacidos para los que el dinero es lo único que importa, los oligarcas neoliberales del mundo actual.
¿Qué podemos esperar de un siglo que empezó de esta manera?

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